viernes, 6 de diciembre de 2013

San Pedro de Guarenas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad




     Nació en la hacienda San Pedro ubicada en Guarenas, en ella existía una capilla donde se encontraba la imagen de San Pedro Apóstol a quien María Ignacia le pide el milagro de salvar a su hija Rosa Ignacia. Esta tradición comienza con los negros esclavos quienes le rendían culto a este santo patrón, robando las ropas de los dueños de la hacienda y pintando su rostro para evitar ser reconocidos, esto se daba cada 29 de junio. Los dueños de las haciendas optaron por regalarles la ropa y conceder el permiso para que llevaran a cabo la celebración, la cual tomó fuerza con el deseo concedido a la esclava María Ignacia. Ella había prometido al santo que de salvarle la vida le cantaría y bailaría, y así le tocó hacer por mucho tiempo. Luego, María Ignacia cae enferma, y su marido José Eusebio continuó con la tradición ante la muerte de su mujer a quien le prometió seguir con la promesa.

    “Antiguamente María Ignacia era una leyenda, hasta que fue localizada en el archivo de la Casa Parroquial  de la Catedral de la Copacabana de Guarenas la fe de bautismo de la negra María Ignacia, quien nació en Guarenas en la Hacienda San Pedro el 31 de julio del año 1800, hija natural de María Trinidad. Fue bautizada el 11 de Agosto del mismo año por el cura Dr. Juan Antonio Díaz Argote y fue esclava de Don Gabriel Blanco Uribe” (1).

     Años después y con el terremoto ocurrido en la ciudad en 1800, la capilla fue derribada y la imagen de San Pedro fue entregada al señor Juan Aponte, quien se encargó de cuidarla con amor y responsabilidad durante largos años. Esto dio paso a las celebraciones del San Pedro en la iglesia de la Copacabana, donde actualmente reposa la imagen.


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(1) Marta Crespo, San Pedro de Guarenas. 2003
     La Parranda de San Pedro estuvo al mando del señor Norberto Blanco, quien antes de morir se la entregó al señor Antonio Núñez, que a su vez la mantuvo durante cincuenta y dos años, cantando y bailando al santo patrón. La herencia de Antonio Núñez es la voz de varias generaciones del pueblo que guardó un canto recorriendo calles y plazas durante años (Sonia García, 2001).       
     En febrero de 1986 le entrega la jefatura de la parranda a su hijo Pablo Núñez, y el 5 de febrero de 1986 fallece con el ánimo de que “La parranda de San Pedro nunca se puede acabar”. Desde este momento es su descendiente quien tiene la responsabilidad de dar continuidad a la tradición. Los preparativos para la celebración comienzan unos meses antes, y se hacen notar cada 29 de mayo con la serenata que lleva la parranda por las principales calles para anunciar a los vecinos la proximidad de la fiesta. En la antesala a la gran fiesta, el 28 de junio, se adorna la iglesia y se viste al santo, “…por la noche la parranda lleva serenata a las puertas, sin los trajes, y se retira hasta el día siguiente, cuando comienza propiamente la fiesta…” (Idem).

    La particularidad de esta tradición en nuestra ciudad de Guarenas es que la imagen del San Pedro Apóstol solo aparece durante la procesión, que se lleva a cabo una vez finalizada la celebración eucarística, y alrededor de la Plaza Bolívar, y no en las serenatas y recorridos por las diferentes calles. Concluida la procesión, se coloca el santo de frente al público y en la entrada de la Catedral, desde donde se escuchan las siguientes palabras a cargo del jefe y solista de la parranda:

“En el nombre de Dios comienzo
como debo e’ comenzar
y en el nombre de Dios y la Virgen
yo me voy a persignar”

    Desde este momento se da inicio al canto, el baile, al pago y peticiones de promesas, donde todo el pueblo guarenero se concentra con viva emoción. Al final de estos actos  comienza la danza y los actos, siendo acompañados esta vez por los Sanjuaneros, que con su repicar de tambores realiza su encuentro con San Pedro. Al finalizar este encuentro de manifestación cultural la imagen es guardada hasta el próximo año en la nave izquierda de nuestra catedral para dar inicio al recorrido por las calles de nuestra ciudad.
     Hoy 5 de diciembre del 2013 todos hemos recibido con gran beneplácito, orgullo a nuestro gentilicio y emoción el esperado veredicto por parte de la UNESCO desde donde se declara al San Pedro de Guarenas y Guatire como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Nuestra parranda trasciende desde este momento las fronteras del patrimonio cultural municipal para convertirse ahora en patrimonio cultural de Venezuela para el mundo.
     La parranda nos invita a recordar, ahora y siempre, cada 29 de junio las palabras que alguna vez  dijo  Antonio Núñez “El San Pedro de Guarenas no lo podemos olvidar”, para resignificación y perpetuación en nuestra memoria histórica local. La historia local se nutre con este logro y debe servir de estímulo para fortalecer aún más nuestras manifestaciones culturales. ¡Viva la Parranda de San Pedro de Guarenas!



Lic. Noraya J. Pérez Díaz
Historiadora
Cronista Municipal de Guarenas

AL MAESTRO ANTONIO MARÍA PIÑATE




     Estas líneas están dirigidas a un personaje muy querido y recordado por una generación que lo conoció y compartió importantes momentos en el acontecer diario de esta ciudad. También están dirigidas a una generación que no llego  conocerlo directamente, pero si a través del testimonio oral y escrito por medo de los cuales hemos llegado a conocer parte de su vida y obra. Estas líneas van dirigidas a una nueva generación para quienes Antonio María Píñate es parte de un pasado aun no conocido.

     Antonio María Piñate nació el 1 de noviembre de 1898 en Maracay, fue hijo de padre nacido también en Maracay, y de madre de origen Guarenero. Estando muy pequeño la familia fijo su residencia en el año 1904 en este pueblo de tierras aún caracterizado por su actividad agrícola. Su afición a la lectura le permitió alcanzar un buen desarrollo cultural e intelectual, sin haber tenido la oportunidad de cursar estudios superiores.

     La formación autodidáctica lo llevó a desempeñarse como maestro dedicándose a la enseñanza oficial desde marzo de 1926, en la Escuela Federal Graduada en Guarenas. Por su preocupación e interés fundó la escuela privada para varones, llamada “Santa Teresita del Niño Jesús”. Años más tarde también fundó la Escuela Gratuita “María Concepción Palacios”, trabajó como maestro en la Escuela Nacional “Ambrosio Plaza” y en el Colegio Parroquial “Jesús María Marrero”, donde impartió clases en el área de sociales.

     La enseñanza la llevó incluso a la catequesis parroquial junto a Carmen Cabriles, Carmen García y Beatriz Castillo. Su relación con la iglesia le permitió organizar y fundar hacia 1946 el famoso Coro Parroquial de la iglesia de Nuestra Señora de Copacabana. Con este coro integrado por hombres, mujeres, jóvenes y niños, llevó a cabo diferentes giras a nivel regional acumulando una riqueza cultural. Interesado por la historia local y la conservación de la tradición oral  y escrita de Guarenas, llegó a mantener bajo su custodia el Archivo Parroquial de la ciudad, por ello el Concejo Municipal del Distrito Plaza en 1968 lo nombró Cronista Oficial de la Ciudad de Guarenas, cargo que ocupó hasta el día de su muerte.

     Algunos personajes refieren que llegó a reunir una colección de objetos históricos y antigüedades que conservaba con la idea de que algún día se pudiera crear un museo para la ciudad. Tras su fallecimiento el Concejo Municipal, por acuerdo del 14 de febrero de 1980, crea el Museo Municipal “Antonio María  Piñate”, que tendría como núcleo inicial la colección de su epónimo.

     Integró la “Junta Pro Templo”, encargada de la refacción total de la Iglesia de Copacabana, y en la construcción y dotación de la Escuela Parroquial “Jesús María Marrero”.

     Fue autor de Villancicos, Aguinaldos y de Música Coral variada así como intérprete de composiciones musicales variadas como; “Niño de mi Vida”, “Se acerca la Noche”, “Tiernas Avecillas”, “Muy de Mañanita” y “La Aurora Aparece”, cuyas piezas lograron trasladarme hacia la época de los 80 cuando participé por pocos años en el mismo coro parroquial, pero dirigido en aquel entonces por Sara Vera, desconociendo en aquel entonces de la autoría de estos villancicos y que los mismos datan de los años 1960.

     Dentro de estos aguinaldos, obtuvimos de la mano del doctor José Silva, gran amigo de Piñate, una “Parranda para los Maestros”, escrito en el año 1959 y dedicados a los maestros del Grupo Escolar “Ambrosio Plaza”. El legado del maestro Piñate sirvió para que su nombre quedara perpetuado en la ciudad, es por ello que se convierte en epónimo de dos instituciones educativas, un pequeño Museo, una línea de transporte de ruta suburbana, el Centro para la Cultura “Antonio María Piñate”.

     Antonio María Piñate muere a los 82 años un 6 de Enero de 1980, y como un homenaje a su memoria sería muy valioso recopilar todo el material que existe entre las manos de quienes lo conocieron tales como, fotos, cartas, partituras con el propósito de reconstruir la historia de este personaje y su significación dentro de la historia local de Guarenas para conocimiento de las generaciones del presente.


 Lcda. Noraya J. Pérez Díaz
Historiadora
Cronista Municipal de Guarenas