En esta ocasión queremos llamar a la
reflexión acerca de un fenómeno social que tiene que ver con la misteriosa
desaparición de la única Biblioteca en Guarenas. En primer lugar, es pertinente
y necesario remitirnos a los orígenes de las primeras bibliotecas que ha tenido
nuestra ciudad para intentar entender porque actualmente no contamos con
bibliotecas públicas en Guarenas. Hace algún tiempo, el Cronista de Guarenas David
Fernández escribió en un diario de circulación local sobre las primeras
bibliotecas, destacando que para 1695 ya se contaba con una biblioteca
contentiva de 24, cuyo propietario fue el presbítero Lorenzo de Zurita, cura
doctrinero de Guarenas, y según testamento del cura de fecha 8 de marzo de
1696, en cuyas clausulas dejaba asentado la posesión de dicha biblioteca
detallando todos y cada uno de los libros que la conformaron, y haciendo la
partición de estos bienes de la siguiente manera, “…A Pedro Zurita (…) a quien
deja libre y honra, le den para sí la cuarta parte de los libros que declara
(…) a Pedro Francisco de Zurita los que componen otra cuarta parte de los
expresados libros…”. Más adelante, a mediados de 1700, Fernández señala la
existencia de una segunda biblioteca propiedad del capitán Francisco Pérez
Bello, ubicada en Izcaragua. Continua la descripción con la de “…Don Domingo
Cabezas, en 1738, la de Doña María Encarnación Rengifo Pimentel, la de doña
Rosa López Regañón en 1747, la de don Martín Ramón Istúriz en 1749, y la de
Pedro González Guanchez en 1763…”
Para el momento que Fernández escribe
sobre estos antecedentes ya comenzaban a perfilarse nuevos espacios destinados
a la biblioteca pública, pero sin llegar a satisfacer totalmente las demandas
de un pueblo en crecimiento y ausente de espacios destinados a la lectura,
consulta e investigación de estudiantes y público en general.
Recordamos la biblioteca pública “Benito
Canónico”, actualmente destruida y desaparecida, que nace por iniciativa de
Paco Azcona quien por muchos años fue el bibliotecario del antiguo liceo
Nacional Guarenas, y funcionó en la Casa de la Cultura de Guarenas, previo
proceso de remodelación y con apoyo del Concejo Municipal, presidido en aquel
entonces por Aníbal de Jesús Cardozo. Durante años sirvió de centro de consulta
para la población estudiantil, incluso se crea una extensión universitaria de
dicha biblioteca dirigida a la población de estudiantes del politécnico “Luis
Caballero Mejías”, UCV y de otras universidades.
Con los años, la Casa de la Cultura
enfrenta un nuevo deterioro por la falta de mantenimiento, por lo que deciden
durante el período de gobierno de Arnaldo González su remodelación, y trasladar
la biblioteca “Benito Canónico” a una nueva sede ubicada en la calle 19 de
Abril, con mayor espacio, estructura modernizada y con un sistema de
clasificación actualizado. Desde este momento todos los textos fueron
trasladados y cuidadosamente inventariados ofreciendo a la población un lugar
más idóneo y cómodo para la consulta y lectura. Nos resulta actualmente
incomprensiblemente paradójico que en tiempos de Revolución Bolivariana, donde
una de las premisas es el acceso, la democratización y la socialización del
conocimiento como derecho fundamental de
los pueblos, no contemos con bibliotecas en Guarenas.
Siendo este un período histórico de
grandes transformaciones políticas, sociales y económicas, en el que disponemos
de los mayores recursos económicos de la historia, el acceso a los avances
tecnológicos, con un diseño curricular donde el aprendizaje tiene una
orientación constructivista que plantea la creación del conocimiento a partir
de la relación del individuo con su entorno socio-cultural, desde donde se impulsa
el derecho a conocer nuestra memoria histórica y a la participación colectiva por
la construcción del futuro de nuestra patria, Guarenas, a escasos años para su
cuatricentenario, no cuente con espacios para la lectura, el estudio, para el
fomento e intercambio de las ideas y en definitiva
para la construcción de conocimientos culturales, literaria y científica.
Pareciera que se nos ha impuesto una
inquisición similar a la que existió en el siglo XVIII donde la Real cédula del
25 de abril de 1742 “…prohibía leer libros sin la licencia del Consejo de
Indias”. Actualmente nuestra situación es más grave, la única biblioteca que
existía ha desaparecido para siempre y entendemos que en un tiempo se
convirtieron en el germen del modelo político que hoy se desarrolla, razón por
la cual, aun en el presente la inquisición actual y la Globalización mundial
nos impone la tecnología del internet que nos ha escindido en consumidores
individuales, híper adictos a la realidad virtual del conocimiento concreto y a
la pérdida progresiva del pensamiento, la reflexión, el arte de la escritura y
la lectura en espacios colectivos del saber que se contienen en las
bibliotecas. La fantasía de creer que con Google lo sé todo, es caer en la
trampa del aislamiento alienante y deshumanizado, donde el intercambio de palabras y de miradas con el
otro tristemente desaparece. Las bibliotecas como centros de encuentro para la
construcción del saber pueden convertirse en una amenaza para sectores de la
sociedad enquistados y preocupados por su preservación criogénica en el poder.
Creemos que ya fueron suficientes los doscientos
años o más de saqueo y destrucción de nuestros recursos ideogramático y
simbólico que nos identifica como pueblo originario frente al resto del mundo. Las
bibliotecas públicas son parte importante de la lucha contra la pobreza, la
exclusión social, la violencia y el deterioro social de las ciudades. Son
importantes tanto para el fortalecimiento de las capacidades individuales y de
las comunidades, como para el desarrollo sostenible del bienestar material de
las ciudades. Las bibliotecas permiten la adquisición de conocimientos e
información de los ciudadanos, de las comunidades en el ejercicio de sus
derechos democráticos y juegan un papel activo en la construcción de la patria.
La participación constructiva y el desarrollo sostenido de la democracia
participativa dependen también del acceso libre e ilimitado del conocimiento,
el pensamiento, la cultura y la información.
En concreto, señalamos que las bibliotecas
fomentan el hábito de la lectura en niños y adultos, promueve el respeto y la curiosidad
por la herencia histórica, cultural y patrimonial, promueve el encuentro y la
cohesión entre los ciudadanos y las comunidades a través de programas culturales,
fortalece la tradición oral, estimula la investigación bibliografía y la
creación de nuevos saberes, provee información organizada a los ciudadanos y
comunidades, ofrece la posibilidad de acceder a nuevas tecnologías de la
información y al conocimiento, además de garantizar derechos culturales y
educativas a todos los ciudadanos y a las comunidades en general.
En definitiva, es responsabilidad de Estados,
Gobernaciones, Alcaldías y de las comunidades el crear, promover y consolidar
de redes de bibliotecas públicas. No podemos seguir siendo cómplices mudos de
la destrucción en el pasado de las bibliotecas en el municipio. Observamos a lo
largo de estos años que en el municipio la
creación de las bibliotecas no forman parte de las políticas públicas de los gobernantes,
dirigentes y/o políticos, creemos que esto se debe a una visión estrecha y
sesgada de la realidad social, pero nuestra mirada crítica y permanentemente
alternativa nos señala que las necesidades de bibliotecas públicas para nuestro
municipio forma parte del progreso económico y humano de los pueblos, y no
podemos renunciar al derecho de exigir y construir no una, sino miles de ellas,
de no entender esto, las sociedades sin conocimiento irremediablemente
desaparecerán y terminaran sometidas a los designios de las hegemonías
intelectuales.
Lcda. Noraya J.
Pérez Díaz Dr.
Aquiles J. Zapata M
Cronista
Municipal
Médico Psiquiatra
La reflexion acerca de la destruccion de las bibliotecas en Guarenas aún no termina de asombrarme
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