domingo, 22 de abril de 2012

El 19 de Abril de 1810


     A 202 años de la firma del Acta de la Independencia venezolana, nos detenemos para dirigir nuestra mirada al pasado para reflexionar sobre el cambio radical que produjo la múltiple misión de los revolucionarios del siglo XIX, enmarcados en tres momentos históricos específicos e importantes por su impacto en la emancipación venezolana. Durante este arduo proceso, negros, indígenas, pardos y mantuanos, formaron parte de un proyecto emancipador con peculiares características y con un alcance a nivel nacional como continental para la consolidación de repúblicas independientes.

     Un primer momento es el año 1797 con la conspiración de Gual y España cuyo ideario estuvo expresado en una ordenanza que, en nombre de la Santísima Trinidad, se proponía restituir la libertad del pueblo. Dentro de los puntos fundamentales tocados en ellas tuvo especial importancia la proclamación de los derechos del hombre: igualdad, fraternidad, libertad y propiedad, que además contribuiría con la eliminación de las clases sociales. Pero, aún cuando este movimiento fue descubierto antes de que llegase a estallar, ciertamente logró conmocionar la tranquilidad de la sociedad colonial generando gran preocupación en los mantuanos caraqueños, quienes vieron con este movimiento la amenaza a los privilegios a los cuales no estaban dispuestos a abandonar.
     El segundo momento es el año 1806 con la expedición de Francisco de Miranda, personaje esencial a lo largo de todo el proceso emancipador americano. La actividad diplomática, el trabajo político con los patriotas americanos y la publicación del periódico El Colombiano, fueron solo algunos elementos importantes utilizados por Miranda en la búsqueda de la libertad de todo un continente. Entre los años 1809 y 1810 se logra la consolidación del pensamiento y la acción política de Francisco de Miranda, quien para el momento se encontraba en Londres reactivando sus relaciones diplomáticas con el objetivo de buscar  apoyo del gobierno inglés para llevar a cabo el proyecto Independentista. Pero, aún cuando Inglaterra manifestó su disposición en apoyar a Miranda porque permitiría el establecimiento de un libre comercio con la América Hispana, dicho apoyo a las causas patriotas sería luego retirado debido a la situación provocada por la invasión de la Península Ibérica por parte de Napoleón Bonaparte. En la medida que las relaciones políticas entre Francia y España se distanciaran, los ingleses no dudarían en apoyar a España, dejando de lado los posibles planes con América. España para entonces  atravesaba una crisis que representaba una amenaza a la estabilidad de las monarquías europeas, y que Inglaterra no estaba interesada en perder. Ante este panorama, Miranda nunca detuvo sus planes, por el contrario, vio en la crisis española un espacio favorable para la lucha independentista comenzando con la promoción de ideas libertarias, argumentando que era el momento idóneo para que los naturales americanos asumiesen el control político definitivo en sus respectivas provincias y se acabaran con las monarquías españolas en América.

     El tercer momento importante, lo constituye la conjura de los mantuanos en 1808 que mediante un golpe de Estado, buscaban apoderarse del poder político en virtud de que se mantenía el control de la economía colonial a través del Cabildo, el Real Consulado y la agricultura.

     El mantuanaje caraqueño aprovechando el vacío de poder producto de la invasión de los franceses, y el consecuente arresto del rey Carlos IV y de Fernando VII, solicitan al Gobernador y Capitán General Juan de Casa, organizar una junta con las mismas características a las españolas, pero controladas y dirigidas por ellos mismos, en otras palabras, la idea de una revolución interna pero sin cambiar el orden social existente. Sin embargo, dicha revolución fracasa porque el capitán general  no accedió a las peticiones mandando a prisión a los más exaltados, y además porque las milicias de pardos estaban dispuestas a enfrentarlos con el fin de que no alcanzaran sus propósitos.

     De manera que todos estos acontecimientos que antecedieron al 19 de abril de 1810 conllevaron a declarar jurídicamente la independencia en el marco de profundas contradicciones, pero que aún así, permitieron que políticamente se produjera un cambio radical que culminó mucho después del 5 de julio de 1811. Este cambio comienza a evidenciarse cuando las masas, el pueblo entero se apodera de la idea de la libertad y la independencia. El contexto social, político y económico en que se toma tal decisión es completamente diverso. Por un lado estaban los que apoyaban la idea emancipadora, y por el otro los que eran férreos en su lealtad a Fernando VII y se negaban a la ruptura definitiva con España ya que implicaría la pérdida de fueros y privilegios a los que estaban acostumbrados desde inicios de la Colonia. Aún así, la independencia venezolana iba más allá de esta ruptura, esta implicaba la realización de una idea política que cambiaría la organización social del estado. Con esta separación, se definía el nacimiento de Venezuela ya como entidad independiente, cuyas bases guiarían a la nación serían principios republicanos donde los ciudadanos pasarían de ser simples súbditos de la corona española, a ciudadanos con libertades políticas y garantías sociales. En otras palabras, la independencia absoluta de Venezuela fue la condición para la fundación de la república.

     Asimismo, la emancipación permitió dar el salto hacia otras formas de independencia, a la necesidad de construir un país con identidad propia, a pensar sobre lo que se quería para el país y avanzar hacia la búsqueda de los objetivos.

    Hoy está planteada la profundización de la independencia que busca abandonar modelos económicos, políticos y socioculturales impuestos por las colonias imperiales, para alcanzar la construcción de un nuevo proyecto de país cuya meta es el pleno desarrollo de los hombres y mujeres como seres sociales, donde prevalezca la equidad y la justicia social. Dicho desarrollo además debe venir acompañado con un nivel de conciencia social que legitime los mismos y frene la inercia ideológica fundamentada en el egoísmo y el individualismo capitalista.

     Los sucesos anteriores y posteriores al 19 de abril de 1810 determinaron grandes cambios, abarcó profundas contradicciones y produjo choques violentos, pero igualmente sellaron “…la gloriosa Revolución que ha dado independencia y libertad a casi todo el Nuevo Mundo” (Juan Lovera, 1835). Doscientos años de emancipación son importantes para ser examinados, y debatir ahora más que nunca, sobre el papel que tuvieron no solo los héroes independentistas, sino también todo el pueblo que veía en  este proceso la oportunidad de romper las cadenas del despotismo y la dominación Colonial.

     Desde inicios del presente siglo se viene haciendo hincapié en profundizar nuestra propia independencia, que nos vincule al pasado en la medida que dejemos atrás viejos paradigmas y reafirmemos nuestra propia identidad cultural, social y política.

     Ahora más que nunca estamos obligados a reflexionar sobre lo que queremos como venezolanos, si deseamos continuar en el péndulo que va de una victoria ganada al sueño de una gloria, si seremos apátridas o seremos defensores de la patria, o si seguiremos alabando a los héroes de la patria o seremos nosotros mismos los héroes del siglo XXI que finalmente concretemos la unión de toda América Latina. La historia nos los exige.

     Este segundo centenario nos obliga a apoderarnos de las ideas de la independencia y a convertirlas en una fuerza del pueblo para continuar y profundizar la gesta histórica que este tiempo nos reclama, así  como lo señala István Mészáros, filósofo marxista de origen húngaro, en su libro El desafío y la carga del tiempo histórico “Ningún individuo, y ninguna forma concebible de sociedad en la actualidad o en el futuro, puede evadir las determinaciones objetivas y la correspondiente carga del tiempo histórico, junto con la responsabilidad que obligatoriamente nace de ellas…”



Lic. Noraya J. Pérez Díaz
Historiadora



    

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