sábado, 2 de junio de 2012

LA COPACABANA EN EL PROCESO COLONIZADOR


    La advocación de Nuestra Señora de la Copacabana tiene, como bien lo dijo Lucas Castillo Lara, un raigambre indígena cuyo enlace se encuentra en el proceso colonizador de América.

    Con la colonización se genera un proceso de aculturación antagonista, mediante el cual una cultura  dominante somete a la cultura primaria (la cultura indígena) esta ultima adoptar  los complejos de rasgos culturales impuestos, pero, generando  grandes antagonismos y contradicciones en el seno del proceso civilizador. Proceso que aparentemente se resuelve cuando la cultura dominada  adopta los medios culturales impuestos más no los fines últimos  (el significante o simbólico) de la cultura dominante.

    Es común en todo cambio sociocultural que nuevos medios culturales se adopten para robustecer los ya existentes, y a veces con el designio bien específico de resistir la adopción obligatoria del grupo  dominante, en este caso, la española. Frente a esta imposición se elaboran a nivel mental un conjunto de mecanismos defensivos que permiten resistirse a la incorporación de nuevos ítems culturales, generando en definitiva un doble registro de la realidad tanto a nivel consciente como  inconsciente. Una forma de resistencia es ejemplificada con el proceso evangelizador (ideologización) de los misioneros de forma “pacífica”.

    Aquellos indios que no fueron repartidos bajo el régimen de encomienda debido al constante enfrentamiento con los españoles, fueron divididos y agrupados en núcleos de población, viviendo aislados y con cierta autonomía, pero siempre bajo la autoridad de sus propios alcaldes y alguaciles. Durante el período colonial se llevaron a cabo gran número de reducciones de indios, con el objeto de mantener el control sobre ellos y garantizar así la instrucción religiosa (proceso de ideologización), con ayuda del cura doctrinero. Pocas veces  pudo avanzarse con él más allá de un sometimiento, siempre rechazado, o de un adoctrinamiento aparente, aceptado como autodefensa.

    En este contexto se presenta un indígena descendiente de los Incas conocido como Francisco Tito Yupanqui quien desea hacer una imagen del culto mariano para propagarlo y lograr la conversión de otros. Seguido por la fe en lo sobrenatural plasma en una escultura la visión “…de una señora de dulce y grave aspecto, vestida de amplio manto que le caía en numerosos pliegues..”(1) Lucas G. Castillo Lara. Nuestra Señora de la Copacabana de las Guarenas.

    Sus pocas habilidades en el esculpido de figuras lo llevan hasta el Potosí con la idea de adquirir las prácticas necesarias logrando con ayuda de otros artistas la imagen de la Virgen. Es así como esta imagen de Copacabana se convierte en patrona (en un representante simbólico alienante)  de ese pueblo indígena transfiriéndole cualidades simbólicas (los significantes) propias de las culturas indígenas como es el culto al clima, la lluvia, la sequía y en su conjunto  a la gran Madre Tierra proveedora de la vida.

    De Potosí llega a Venezuela una replica de la imagen la cual fue colocada en la iglesia de San Pablo en Caracas. Para el momento de la fundación de Guarenas se escoge como advocación a la Virgen María llamándolo Nuestra Señora de  la Copacabana del Valle de Guarenas.

    Hoy en día cabe preguntarse ¿qué ha pasado desde entonces hasta nuestros días con la celebración de nuestra patrona? ¿Creemos verdaderamente en nuestra virgen como salvadora en la fe? Si es así, ¿Cómo es nuestro comportamiento con el otro?, ¿Las relaciones humanas están basadas en principios de solidaridad, unión e igualdad? Creemos justo y necesario la reconquista de los valores simbólicos de la Virgen de la Copacabana, de volver a su historia para reescribirla resaltando sus significantes y revalorizar nuestra fe, así dejara de ser una celebración meramente mercantilista y colocarla como verdadero patrimonio cultural de Guarenas. 

 
Lic. Noraya Pérez Díaz
Historiadora



No hay comentarios:

Publicar un comentario