A inicios del mes, se lleva a cabo el
Velorio que inicia con la decoración de la cruz, y el rosario respectivo.
Durante toda la noche, la gente se reúne en torno a la Cruz, se brindan bebidas y
comidas ofrecidas por el anfitrión, con la colaboración de algunos asistentes.
Generalmente se invita a cantadores de fulía para alegrar la velada.
La versión popular del velorio de la cruz es una de las celebraciones
más importante en el calendario de las fiestas tradicionales. Sus orígenes se
remontan en el cristianismo cuando Santa Elena madre del emperador Constantino,
en el año 324, encuentra el madero donde murió Jesucristo. La significación de
este símbolo para la iglesia católica constituye la muerte redentora de Dios,
la redención misma en la sangre de Dios.
En Venezuela dicha celebración se ubica en el solsticio de verano a
excepción de los estados Zulia, Mérida y Táchira. El decorado de la cruz con
flores de vistosos colores refleja por una parte, todo el proceso evangelizador
donde la cruz fue el signo obligado del culto, pero al mismo tiempo también
representa una transculturización al asociarlo con el mes de mayo, con la
tierra, las lluvias y el inicio de la primavera. Desde tiempos remotos los
sectores rurales además de ver la cruz como un símbolo de protección la
sembraban en los conucos junto con las cosechas. Como una muestra de
agradecimiento por los frutos recibidos esta era cubierta con hojas de maíz,
ramas de caraotas o fríjol que con el pasar del tiempo fue variando hasta ser
sustituidos por las flores.
El Velorio de Cruz es un ritual durante el cual los creyentes demuestran
de diversas formas su devoción a este
símbolo. A partir del 3 de mayo en Venezuela, y con características
particulares según la región, se celebra la fiesta de la Cruz de mayo como un homenaje
al mes de las lluvias, a la exaltación a lo telúrico y como una resurrección de
la naturaleza. Esta celebración constituye una de las ceremonias más
importantes basadas en reuniones nocturnas desde tempranas horas de la noche
hasta el amanecer acompañadas de rezos y cantos.
En el aspecto musical la
importancia la tienen los tonos, cantos polifónicos ejecutados generalmente a
tres voces según la tradición musical de la región o de los cantores.
Encontramos que en zona oriental se cantan galerones, fulías, malagueña y jota
acompañados de cuatro, guitarra, mandolín o bandola, maracas y tambor. En esta
misma región también se exalta la necesidad de las lluvias para garantizar una
buena cosecha y se nombran padrinos de velorio. Por otro lado, en los llanos la
celebración se diferencia de la anterior
por el baile del joropo, pero de espaldas a la Cruz. Mientras, en el centro
del país los velorios están acompañados de rezos y recitaciones de décimas en
el que participan personas conocidas dentro de la comunidad. Durante la
celebración ya no propiamente religiosa se comparten bebidas, comidas o
dulcería.
La celebración de la Santa
Cruz de Mayo en el estado Miranda es una tradición de mucho
arraigo donde la cruz es venerada a través de sus velorios. El pueblo la
celebra durante todo el mes prolongándose la celebración hasta el momento de la
coronación. Para ello, los creyentes elaboran la cruz en madera, la colocan en
un lugar alto y visible, pintada de azul o caoba la cruz es vestida con papeles
de diversos colores y adornada con flores campestres. La cruz se coloca en un
altar generalmente hecho con un armazón de caña amarga arqueada y bien labrada
decorado también con muchas flores y cintas.
El acto se inicia con una invocación a la cruz, seguido de un rosario
cantado y los versos que anuncian dichos cantos. Los mismos hacen del velorio
una fiesta bien animada y comunitaria. Durante el velorio no se acostumbra a
bailar por considerarse el acto como un momento de solemnidad. Sin embrago, hay
regiones donde el velorio viene acompañado de una diversión propia de la región,
por lo que se procede a guardar o tapar la cruz.
Debido a la estructura
básicamente simple de este velorio, se hizo de este elemento de cultura,
un hecho fácilmente repetible en escenarios no tradicionales, y su
manifestación cobra mayor auge por el creciente regionalismo.
Lic. Noraya Pérez Díaz
Historiadora
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