Cada pueblo de la Venezuela, de los siglos anteriores a este, se caracterizaban por tenencia de los más curiosos personajes, que, en su medida, representaban ese carácter mágico-religioso, sui géneris, de los lugares y de los habitantes de esos sitios.La máxima expresión de ese surrealismo se concretiza en nuestra vieja Guarenas en la figura de "El Cuñata", personaje eterno hasta nuestros días.
En el "Cuñata" confluían todos los saberes populares ancestrales y criollos junto con todos los quehaceres. Aquél hombre enjuto, con su cara huraña de indio zamarro, arrastrando sus tristezas , arañando espacios, insondables con sus largas uñas, siempre acompañado de su extraña caja rojinegra, tapizada de broches multicolores.Era el "utíliti" del pueblo: afeitaba, sacaba muelas, limpiaba corrales, amolaba cuchillos, vendía pichones de palomas para los enfermos, parturientas y anémicos; y sobre todo:ensalmaba a los niños que padecían mal de ojo.
Otra característica curiosa del "Cuñata" era la prodigiosa y multifacética cualidad o capacidad de sus cuerdas vocales y garganta, en función de emitir los más variados sonidos guturales y que le servían como "puente comunicacional" con los muchachos del pueblo.
En algunos hogares, a pesar del aspecto misterioso de su semblante, la opinión de este personaje local era estimada y respetada, poseía un peso autoritario, sobre todo cuando se trataba de dolencias y padecimientos infantiles. No existen, que se sepa, fotografías de este habitante de nuestra "Guarenas de antes", pero es indudable el "impacto simpático" que este individuo generaba en los habitantes del pueblo, aún con la inocencia pueblerina, no contaminada por las modas foráneas, que aún en esos años no habían apuntaládose en el corazón de los lugareños de este "pueblo de Indios".
OFICINA DE LA CRONISTA DE GUARENAS
CUADERNOS CULTURALES DE GUARENAS. N° 5.
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