lunes, 16 de junio de 2014

RUFINITO:"EL MUCHACHO DE LA LUZ".



 
Dentro de la extensa y curiosa parafernalia guarenera, plétora siempre de personajes que se constituyeron en la tradición de nuestra ciudad, como representantes de la idiosingracia o identidad del ahora municipio Ambrosio Plaza, compartimos con uds un escrito publicado en el diario La Voz de Guarenas fechado en 21/11/97 de la mano de la periodista Janeth Solórzano. Se trata de Rufino, el "muchacho de la luz".

"Por ahí viene Rufinito, el de la luz, viene a cobrar los tres bolívares ¿mamá, le vamos a pagar hoy?"

Por allá, por los años del General Gómez, y un poquito más, contaba Rufino González, la gente sencilla, calurosa, socarrona, y dicharachera de Guarenas, solía avisarse de la llegada del muchachito de la luz, que con apenas 16 años de edad, controlaba la electricidad en el pueblo de callejuelas de tierra y haciendas de caña.

Si señor, Rufino González, o Rufinito, era el encargado de poner o quitar la electricidad , de decir  los horarios para alumbrar el pueblo, y hasta le sobraba el tiempo para calentarle la oreja  a una que otra  jovencita buenamoza, de las que abundaban  en la Guarenas de los techos rojos.

Rufino González, mas querido que el pan de a pulla en Guarenas, fue, en sus tiempos, uno de los muchachos mas codiciados por las jovencitas de la zona, por "lo buenmozo".

En Guarenas, para los tiempos en que Rufino  dominaba la luz a su antojo, la empresa de electricidad, casi quebrada y apenas con uno que otro cliente puntual en pago, era propiedad de  Antonio Aranguren, Y a Rufino se le encomendó, no sólo poner la luz durante las noches, , sino además hacer los cobros y reparar los desperfectos que se presentaran, revisar el buen funcionamiento de las paupérrimas instalaciones en las haciendas de caña, en fin.

Pero el buenazo de Rufino jamás se atrevió a cortarle la luz a nadie: "no señor, cuando alguien no pagaba la luz por lo que fuera, yo decía a la empresa, fulanito paga mañana... si ique paga mañana.", diría Rufino para salirse del paquete y sacar al que no pudiese pagar los tres bolívares por bombillo.

En esas andanzas para cobrar la luz, Rufino se quedó más de una vez por el camino, y es que el muchachito de la luz, se iba decidido a traer los reales desde las haciendas de caña, pero se encontraba con una invitación imposible de despreciar en aquellas haciendas donde funcionaban especies de alambiques clandestinos: "quédese Rufinito, aquí le tengo para que pruebe un licorcito, lo acabamos de sacar, pruebe uno"., y de licorcito en licorcito, Rufino  terminaba dormido cruzando el río, a la vuelta del pueblo.

En una cuadra de la Guarenas de entonces, apenas dos o tres casa  se alumbraban a través de la empresa  de Aranguren, el resto sencillamente no gozaban del beneficio, y hasta había quien comprometía a Rufinito en el delicado asunto de no pagar la luz, hasta que sus clientes no le pagaran, como era el caso de Trino, dueño de la fábrica de alpargatas, que le decía a Rufinito: "como le voy a pagar muchacho, si a mi no me han pagado las alpargatas" y vaya nuestro lector a saber, como hacía Rufinito, para justificar la respuesta de Trino.

Cuando con Rufinito hablamos sobre la significación de las fiestas de Nuestra Señora de Copacabana, y de lo que durante ellas solían hacer los guareneros, nuestro entrevistado se paseó , raudo por su memoria y rápidamente extrajo un pasaje relacionado con la celebración de las procesiones, misas, retretas, la música que traía Benito Canónico durante las fiestas, y de la corridas de toros que obligaban al cierre, de por lo menos tres cuadras , desde la llanada de Abreu, mientras la gente miraba desde sus balcones el evento.

Rufino González  dice haber disfrutado a chorros estos días, junto amigos muy queridos por él, como es el caso de  Encarnación Toro, de quien nos dijo socarrón: Encarnación no me llegó a mi por los talones, mientras el tuvo 31 hijos con cuatro gallinas, yo tuve 33 en dos gallinas nada más", después de esto nos lanzaba una carcajada y seguía contándonos sus anécdotas.

Además de Encarnación,  Rufino compartió amistad  con Petrón,el que lanzaba la pólvora durante las fiestas, Narciso Hernández, el dueño de del pilón, y pare de contar
"Rufino, el de la luz" nos aseguró que su vida transcurrió, feliz, que Guarenas para nada había cambiado en cuanto a la esencia  de la celebración  de las fiestas a la patrona; sólo , a su juicio, se han dado los cambios lógicos de cada época.

Hoy Rufino descansa y goza de las tertulias  de plaza, es padre de profesores, abogados, y hasta un Alcalde, y no se queja de su excelente suerte.

"Si, Arnaldito, el hijo de Rufino, el de la luz, lo eligieron Alcalde de Guarenas," dirían las hermanas Machado, recordando  aquél viejo amor, imposible.


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